Los mayas se adornaban los dientes con piedras preciosas
En la antigua civilización maya, la atención dental no solo era una cuestión de estética, sino también de salud bucal. Los mayas utilizaban piedras preciosas como jade, turquesa, oro y azabache, que eran adheridas a sus dientes como forma de adornar sus sonrisas. Más allá de un propósito puramente decorativo, estas incrustaciones dentales tenían supuestos beneficios terapéuticos, como la prevención de la caries, la reducción de la inflamación y la protección contra infecciones bucales.
Contrario a la noción de que esta práctica estaba reservada para las clases sociales más altas, tanto hombres como mujeres de diversos estratos sociales acudían a "dentistas" en su juventud para realizar a la colocación de gemas y piedras preciosas en sus dientes. Estas incrustaciones, que perduraban para siempre, no solo tenían connotaciones espirituales, sino que también se sugería que el cemento utilizado para fijar las gemas poseía propiedades higiénicas y terapéuticas.
El sellador empleado por los mayas no solo se destacaba por su impresionante capacidad adhesiva, manteniendo las piedras en su lugar durante más de mil años, sino que también se cree que tenía ingredientes con potencial para combatir la caries y reducir la inflamación e infecciones en la boca. Los arqueólogos sugieren que esta mezcla de componentes orgánicos en el cemento no solo funcionaba como un simple pegamento impermeable, sino que podría haber proporcionado cierta protección adicional contra las caries al fijar pequeñas piedras en los dientes durante la edad adulta temprana.